Sí los tres triunfos en línea de Boston Celtics habían dejado boquiabiertos a los aficionados al baloncesto, el séptimo partido de la final de conferencia este de la NBA fue igual de sorprendente, con el triunfo de Miami Heat 103-84, que de paso consiguió su boleto a la gran final del mejor básquetbol del mundo antes Denver Nuggets.
La gran mayoría de hinchas y especialistas apostaban por que Boston ahora en calidad de anfitrión conseguiría una remontada legendaria. Sin embargo, por esas cosas caprichosas del deporte, en el encuentro en que casi nadie apostaba por ellos, la «pandilla» miamense demostró su grandeza y logró el ansiado éxito.
La pésima ofensiva de Boston fue una de las principales claves del histórico equipo de la NBA, que tiró para un 39 por ciento en tiros de campo ( por 48,8 % sus oponentes) y que en el único aspecto que pudo emular a Miami fue bajo las tablas, aunque incluso allí fue inferior.
También sufrieron los Celtics del pobre partido de Jayson Tatum, su líder indiscutible, quien fue apagado por un espectacular sistema defensivo y apenas pudo aportar 14 cartones a la causa de su elenco, además de 11 rebotes y apenas cuatro asistencias.
Por Miami destacó Jimmy Buttler (28 puntos, siete rebotes y seis asistencias), aunque no fueron menos Caleb Martin ( 26/10/3) o un laborioso Bem Adebayo (12/10/7).
Así las cosas, la escena queda lista para que este jueves 1ro de junio arranque la gran final por el título de la NBA entre Miami y Denver, entre Buttler y Jokic, entre el este y el oeste, al nuevo monarca del baloncesto más espectacular.
La serie, como de costumbre, está pactada a siete partidos y desde ya resulta muy complicado ofrecer un favorito. La cancha dictará sentencia.