Lo del Bayern Munich y el Borussia Dortmund en la Bundesliga esta temporada ha sido el clásico “quítate tú, pa´ ponerme yo” tan conocido en Cuba. Ambos clubes, los dos grandes de Alemania, llevan 33 jornadas abrazados en los primeros puestos de la tabla de posiciones y llegarán al último día del calendario con la posibilidad de levantar el ansiado trofeo.
En la penúltima fecha, el equipo bávaro patinó en casa ante el Leipzing y se le puso la situación cuesta arriba, habida cuenta de que dependerá de un fallo del conjunto amarillo en casa ante el Mainz 05, algo que parece bastante improbable, aún con la clásica manía de ambos elencos este año de desaprovechar las oportunidades que han tenido en el camino.
Por eso el título de este texto: la Liga que nadie quiere ganar. Tanto Dortmund como Bayern han desperdiciado una y otra vez las opciones que les ha dejado el rival de encaramarse a lo más alto. Los del Signal Iduna Park, especialmente en el choque ante el Stuttgart de hace algunas jornadas en el cual ganaba 2-0 y con un hombre de más se dejó empatar el cotejo.
El Bayern, al menos en apariencia, cometió un error capital al despedir a Julian Naggelsman a mediados de temporada, un entrenador que había tenido un recorrido prácticamente impoluto por Champions y que había comenzado a levantar en el certamen doméstico, a tal punto de que pocos dudaban que levantarían el trofeo.
La llegada de Thomas Tuchel tuvo una primera presentación que pudiera catalogarse como espejismo. Golearon al Dortmund en su primera comparecencia con el otrora técnico del Chelsea y PSG en el banquillo, pero después todo ha ido de mal en peor. Fueron apeados de Champions por el Manchester City, de Copa por el Friburgo y en la Bundesliga han acumulado un tropiezo tras otro.
Sin embargo, el fútbol fue benévolo y les puso la posibilidad de ser campeones en bandeja de plata: a falta de dos jornadas, dependían de sí mismos. Pero el Leipzing se les atravesó en su propia casa y les obligó a mantener la tónica de toda la campaña: la de desaprovechar las oportunidades. Por eso parece la Bundesliga un torneo que nadie quiere ganar, pero que, en definitiva, ahora parece que tiene un porcentaje elevadísimo de probabilidades de teñirse de amarillo.
¿Volverá a fallar el Dortmund en la Bundesliga a la hora buena? Vivir para ver.