La Finalissima, apasionante confrontación entre los campeones de la Copa América y la Eurocopa, enfrenta un futuro incierto. Tras el éxito de la primera edición, la segunda se encuentra en un limbo, víctima de un apretado calendario internacional que complica la planificación para ambos contendientes, Argentina y España.
El principal escollo radica en la agenda de ambos países. La reciente victoria de Argentina en la Copa América y el triunfo de España en la Eurocopa han dejado un calendario repleto de compromisos, dificultando la búsqueda de una fecha viable para la Finalissima en 2024.
El acuerdo entre CONMEBOL y UEFA, firmado en 2020, pretendía revitalizar una competición que tuvo breves apariciones en 1985 y 1993 bajo el nombre de Copa Artemio Franchi, pero la realidad de la programación futbolística internacional ha resultado ser un obstáculo inesperado.
Sin embargo, una pequeña ventana de esperanza se ha abierto en 2025. La FIFA ha anunciado la posibilidad, aunque remota, de encontrar un espacio en el calendario. El sorteo de las Eliminatorias UEFA para el Mundial de 2026, que se celebrará el viernes 13 de diciembre en Zurich, marca un punto clave en esta búsqueda. La planificación de este evento, y las fechas resultantes de los partidos clasificatorios, serán cruciales para determinar si la Finalissima puede celebrarse.
¿Qué opciones están sobre la mesa para la Finalissima?
Dos opciones principales se barajan. La primera implica que la UEFA adapte su calendario, trasladando los partidos de España previstos para junio a octubre o noviembre. Esta solución coincidiría con un periodo de descanso para Argentina, cuya participación en las Eliminatorias Sudamericanas culmina en septiembre. Esta opción ofrece una solución relativamente limpia, evitando conflictos importantes en las agendas de ambos países.
La segunda alternativa es más compleja y arriesgada. Manteniendo la fecha de junio, la CONMEBOL debería proponer a Argentina la formación de dos equipos nacionales: un seleccionado «A» para disputar las Eliminatorias, y un seleccionado «B» para participar en la Finalissima.
Esta solución, que implica un desafío logístico y deportivo significativo, solo sería viable si Argentina asegura su clasificación para el Mundial 2026 en marzo, antes de la Finalissima, tras sus encuentros contra Uruguay y Brasil.
Para 2026, una posible fecha en marzo emerge como una posible solución lejana, condicionada a que España no dispute la repesca mundialista. Sin embargo, la posibilidad de enfrentarse a una final a solo tres meses del Mundial de Estados Unidos, México y Canadá, no resulta atractiva para la selección española, lo que reduce las probabilidades de este escenario.
La búsqueda de una fecha que satisfaga a todas las partes implicadas se presenta como un complejo rompecabezas futbolístico. Las próximas semanas, con el sorteo de las Eliminatorias UEFA, resultarán cruciales para determinar si esta competición tan esperada tendrá una segunda edición o si deberá esperar un tiempo indefinido para regresar.
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