Definidos seis cupos: ¿puede Cuba asistir a las Olimpiadas en voleibol?

La manera más sensata de responder a la pregunta que titula este comentario sería yendo al ranking mundial, dónde Serbia aparece en el punto de mira de la selección cubana de voleibol en un afán que parece difícil, pero no resulta para nada imposible: clasificarse mediante el escalafón del orbe a los Juegos Olímpicos de París en 2024.

Comencemos por la parte menos conflictiva del asunto, pues al vigente monarca bajo los cinco aros y anfitrión de la justa, Francia, ya se le han sumado seis elencos con presencia segura en la lid parisina, los cuales obtuvieron sus boletos mediante los certámenes preolímpicos efectuados al unísono durante los primeros días de este mes de octubre.

Serán Estados Unidos, Brasil, Alemania, Canadá, Japón y Polonia los equipos que estarán allí, luchando por la gloria olímpica, a falta de resolver los otros cinco que rellenarán el organigrama a partir del ranking de la regularidad, en el cual Cuba aspira a mejorar lo más posible antes de que cierre la fecha de corte para definir los incluidos en la fiesta.

Sin embargo, surge una interrogante al hablar precisamente de la selección antillana y sus posibilidades. ¿Cuántos creyeron que podía conseguir en Río de Janeiro una de las dos plazas en disputa para París 2024? De antemano, Italia y los anfitriones brasileños partían con el favoritismo e incluso la emergencia sorprendente de Alemania no impidió que los criollos casi se colaran en la cúspide de los agraciados.

Mirándolo desde esa perspectiva, aunque es lógico que quede un amargo sabor de boca por lo cerca que estuvo el éxito y porque el pleito ante Brasil se pudo ganar, la incursión en el Preolímpico es un éxito rotundo: volvimos a ver a una escuadra que, digan lo que digan, puede competirle a casi todos los equipos considerados entre los mejores del mundo. Para refutar cualquier argumento contrario, se venció a la vigente campeona del orbe.

La entrada de un nuevo colectivo técnico tiene mucho que ver. Sin ánimos de volver a «machacar» al vilipendiado Nicolás Vives, el nuevo inquilino del banquillo, Jesús Cruz, no solo supo hacer cambios en momentos cruciales, sino que les dió oportunidades a jugadores menos habituales que aportaron también y convierten a la plantilla de la selección en una plantilla más amplia y diversa para enfrentar torneos desgastantes como este.

Y probablemente también haya influido el trabajo de Cruz en la disminución de los errores no forzados , talón de Aquiles tradicional, así como en la mejora en la toma de decisiones de los pasadores a la hora de distribuir el ataque con las diferentes opciones que tienen.

¿Existen lagunas? Por supuesto, sobre todo por el centro, dónde Roamy Alonso no estuvo a la altura y a veces parece que Cuba no tiene la fuerza de otros elencos de primer nivel. En clave olímpica, representa una suerte que Polonia, Estados Unidos, Japón o Brasil ya estén seguros por su posición en el ranking. Quedará ver si los cubanos pueden «colarse» entre otros equipo igualmente poderosos que también buscarán la gloria por esa vía.

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Eduardo Grenier

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