Cuando Yadier Garay cruzó la línea de foul del jardín derecho ya todos en el estadio conocían su nombre. No fui a ver a un desconocido con apenas dos temporadas de experiencia. La afición reunida en el Cristóbal Labra estaba convencida que, con él, la victoria estaba garantizada. No se equivocaban.
De su brazo de lanzar llegó la primera victoria de Los Pirata tras un relevo de tres entradas y un tercio ante Los Cazadores de Artemisa. Desde entonces, el éxito del equipo ha estado ligado a su brazo derecho. Mientras que el bullpen de La Isla apenas ha logrado sostenerse con un promedio de 5.79 carreras limpias cada nueve entradas y un whip de 1.80 Garay va siendo la otra cara de la moneda. Con tres juegos ganados y dos salvados ha participado en cinco de las seis victorias de los filibusteros asumiendo un rol que no estaba claro en el inicio.
El ahora nuevo cerrador de Los Piratas es líder del torneo en promedio de carreras limpias (0,00) y en juegos ganados (3) junto a otro grupo de lanzadores. Los rivales apenas le han bateado; el promedio ofensivo de sus oponentes es de ,174 y el porcentaje de bolas puestas en juego (BABIP) de ,190. ¿Qué ha cambiado de un año a otro? ¿Cómo pasó de ser un lanzador de segunda línea a primera figura?
La clave del desempeño de Garay parece estar en una mejoría notable en su control. En la misma fecha de la temporada pasada había acumulado la misma cantidad de salidas, pero no el mismo éxito. Su whip de 2.00 hasta el juego 12 de la serie 62 contrasta con el 0.88 de esta temporada. El porcentaje de bases por bolas pasó de un 21% a un 8% lo que se traduce en menos hombres en las bases, menos complicaciones, menos carreras.
Otro indicador que se movió de un año a otro fue el porcentaje de las conexiones de sus rivales. Las conexiones de línea pasaron de un 19% a un 12% y aumentaron los rodados de un 42% a un 50%. Esto combinado con un porcentaje de bolas puestas en juego (BABIP) de ,190 nos habla que está logrando una mayor cantidad de contactos débiles facilitando el trabajo de la defensa.
En su corta carrera para encontrar números similares a los actuales hay que remontarse hasta el 2015. En la segunda edición del torneo sub23, representando a La Habana, nos dejó una muestra de su talento. En tan solo cuatro salidas como relevistas acumuló nueve y dos tercios de labor en las que no permitió carreras y solo concedió un boleto. Otra vez el control.
De momento, a sus 25 años, va registrando su mejor inicio en series nacionales. La promesa de aquel torneo sub23 y del campeonato juvenil del 2014 parece estar concretándose. Levanta sus brazos al cielo, todos aplaudimos en las gradas. La Isla celebra la victoria en una ruda con Yadier Garay en el centro.
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