Lo que comenzó con abucheos terminó en una ovación cerrada… para los Tigres, no para Alex Bregman. El expretendido de Detroit, ahora con los Red Sox, fue el blanco del descontento en Comerica Park, pero terminó siendo espectador de una de las noches ofensivas más potentes del año para los locales. Detroit venció 14-2 a Boston, impulsado por un tercer inning demoledor de nueve carreras.
Gleyber encendió la mecha, Sweeney prendió fuego
Desde temprano quedó claro que sería una noche distinta. En el segundo turno del partido, Gleyber Torres disparó un cuadrangular de dos carreras frente a Tanner Houck, enviando la bola 432 pies por el jardín izquierdo y acompañando el batazo con un bat flip lleno de mensaje. Torres, recientemente llegado vía cambio desde los Yankees, ha sido una chispa constante en la ofensiva de Detroit. Consulta su impacto desde la llegada al equipo.
Boston amenazó en la alta del tercer episodio, llenando las bases con una base por bolas a Bregman incluida. Pero el abridor Jackson Jobe se creció al momento: una línea peligrosa atrapada por Kerry Carpenter y un rodado de Wilyer Abreu disiparon el peligro.
Un inning para enmarcar de Los Tigres
Entonces vino el desborde. Los Tigres de Detroit enviaron a 14 bateadores al plato en el tercer inning, incluyendo un triple con error de Riley Greene, quien remolcó dos y siguió corriendo tras el fallo en el jardín derecho. Poco después, Trey Sweeney conectó su tercer jonrón de mayo, un tablazo de 396 pies para tres carreras más. Lleva ya 10 carreras impulsadas en el mes.
Houck fue retirado tras permitir siete carreras, y su relevo Sean Newcomb tampoco pudo contener la sangría. Justyn-Henry Malloy lo recibió con un sencillo impulsor que selló el noveno registro del inning.
¿Revancha? Mejor: superioridad
Los Tigers no solo se sacaron de encima cualquier resentimiento por el «no» de Bregman en la agencia libre, sino que lo hicieron con autoridad. Vivieron el dicho de George Herbert: “La mejor venganza es vivir bien”. Y en este caso, batear aún mejor.