El fallecimiento de Pedro Orlando Reyes, boxeador cubano monarca del orbe se suma a la lista de las primeras figuras que llenaron de gloria el deporte de los puños en Juegos Olímpicos y Campeonatos Mundiales. Se conoció descenso del peleador antillano ocurrió a los 65 años de edad, en sueño mexicano.
Nació en Párraga, Arroyo Naranjo, La Habana, el 23 de febrero de 1959. Antes que el boxeo, desde pequeño se sintió atraído por el beisbol hasta que quedó excluido de la preselección nacional luego de ser líder de los bateadores en la categoría 15-16 años.
Fue entonces cuando pasó para el pugilismo, siguiendo los pasos de su padre, Orlando “Lagartija” Reyes, quien había sido boxeador profesional.
Pedro Orlando Reyes empezó en el gimnasio del Ciro Frías y le fue tan bien que ya con 18 años era del equipo nacional. Era un púgil alto para su división, de lo cual sacaba provecho, con una técnica depurada en la que mezclaba velocidad y desplazamientos que le permitían dominar a sus rivales sin tener que acudir a los intercambios, aunque también tenía la capacidad de terminar sus peleas de un solo golpe gracias a una pegada demoledora, sumamente inusual para las divisiones pequeñas.
Lauros deportivos obtenidos por Pedro Orlando Reyes
Fue oro en 51 kg en los JP de Caracas, 1983 y en los JCAC de Santiago de los Caballeros, 1986. Oro en 51 kg en la Espartaquiada de los Ejércitos Amigos celebrada en Bydgoszcz, 1985. Ganó el oro en 51 kg en el Campeonato Mundial de Reno, 1986 pero allí se reunió con unos familiares suyos residentes en suelo norteamericano, motivo suficiente (en plena Guerra Fría) para ser sancionado un año por las autoridades cubanas.
En ese tiempo dejó de entrenar, pero Sarbelio Fuentes lo ayudó a retomar el paso, demostrando que con él había que contar.
Regresó y ganó el Playa Girón de 1988. Luego fue al Mundial de Moscú, 1989, y ahí llegó a la final de los 51 kg contra Yuriy Arbachakov, donde fue despojado del triunfo en la pelea (resultado que determinó en la derrota de Cuba por solo un punto en la clasificación por países ante la Unión Soviética). Todos estaban tan claros de que él había ganado que en el podio Arbachakov se quitó la medalla de oro y se la puso al cubano. Alcanzó el oro en 51 kg en la Espartaquiada de los Ejércitos Amigos disputada en Sliven, Bulgaria, 1989.
Además de sus batallas sobre el ring, Pedro Orlando Reyes sumó una pasión por los estudios –se hizo Licenciado en Historia en la Universidad de La Habana- y después una prolongada vida como marino (estuvo diez años navegando, primero como oficial de cubierta y luego como sobrecargo) que lo llevó a perderse gran parte de los éxitos deportivos de su hijo Rudy, estelar jugador con los Industriales e integrante en varias ocasiones de la selección nacional de béisbol.
Luego decidió regresar a entrenar al gimnasio del Ciro Frías donde permaneció hasta el año 2021, aunque prestó colaboración deportiva en siete países como entrenador.
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