Nadie pensó en Freddie Freeman cuando los Dodgers, perdiendo por una carrera, fueron a consumir su último turno en la parte baja de la décima entrada. Todas las cuentas terminaban en el mismo lugar, Shohei Ohtani. Con tres bateadores por delante el turno del japonés dependía de que uno de ellos lograra llegar a las bases. Pero ni Aron Boone, Jake Cousins, Néstor Cortes o el oráculo de Delfos alcanzaba a ver más allá del fenómeno japonés.
Con Ohtani en el home plate, dos hombres en las almohadillas y un solo out en la pizarra quién podía pensaren Freddie Freeman. Al primer envió de Néstor Cortes el japonés conectó un fly de foul que Alex Verdugo logra atrapar saltando sobre el muro del graderío cerca de la antesala. En la jugada cae bola en mano del lado del público por lo que los árbitros le conceden una base más a los corredores. Ahora, con la inicial desocupada y dos out, le dan boleto intencional a Mookie Betts para lanzarle a quién.
“No, no lo pensé mucho” dijo el manager de los Yankees sobre la decisión de otorgarle un boleto intencional a Mookie Betts. Los neoyorquinos no tenían muchas alternativas una vez llegados a esta parte del lineup de los Dodgers.
Ante el primer lanzamiento de Néstor Cortes, una recta de cuatro costuras a 92 millas por hora en la zona de adentro, Freddie Freeman no dudó. ¿El resultado? Una conexión de más de 109 mph que viajó una distancia de 423 pies hasta convertirse en ¡Grand Slam! Es el segundo cuadrangular que se conecta para dejar al campo al rival con dos out en el marcador en la historia de la Serie Mundial. Otro Dodger, Kirk Gibson, lo había conseguido en el clásico de otoño de 1988.
El viaje hasta aquí no ha sido fácil para Freddie Freeman. Su cuadrangular comparte con el de Gibson, entre otros puntos en común, el hecho de que ambos llegan arrastrando lesiones a la Serie Mundial. En el caso de Freeman su tobillo le ha estado molestando toda la postemporada llegando a sacarlo de juego en par de ocasiones. Pero esta noche alrededor de 54 mil personas corearon su nombre mientras recorría el diamante del Dodger Stadium.
Freddie Freeman habló de su turno al bate
“Fue como ir flotando.”, comentó Freeman después del partido, “Esas son las cosas que haces cuando tienes cinco años y estás jugando en tu patio trasero con tus dos hermanos mayores. Son los escenarios que sueñas: Dos outs, bases llenas en un partido de la Serie Mundial.”
Con ese swing, Freeman se confirma como una leyenda del clásico de otoño. Fue para escenarios como estos que llegó a Los Ángeles y cumplió. ¿Saben cuántos jugadores han logrado conectar un Grand Slam para dejar al campo al rival en un juego de la Serie Mundial?
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