Cuando falta menos de un mes para que tenga lugar, el próximo 1 de febrero, en la T-Mobile Arena de Las Vegas, una de las peleas más interesantes e importantes del presente año 2025 entre el cubano David Morrell Jr. y el “méxico-americano-ecuatoriano” David Benavídez, la intención de desacreditar al cubano por parte del equipo de Benavídez es evidente.
Para esto, han basado su estrategia en la utilización de dos voces algo conocidas en el mundillo del boxeo profesional: su actual preparador físico, Ángel Guillermo “Memo” Heredia, y el otrora periodista de ESPN, hoy devenido independiente, Bernardo Pilatti. Ambos insinúan constantemente que el cubano tiene problemas para realizar los exámenes establecidos por la Asociación Voluntaria Antidopajes (VADA).
Han utilizado argumentos ficticios y no comprobados como los comentarios graves que realizó Sena Agbeko tras ser noqueado por Morrell en Minneapolis en 2023. En esa ocasión Agbeko aseguró en algunos canales de habla inglesa ( FightHype) que dicho resultado se debió a que el cubano podría estar dopado, o algo similar, y a la supuesta no realización de los exámenes por parte de la comisión de ese estado.
También se basan en la demanda judicial presentada por el mexicano Mario Cázares contra Al Haymon y el equipo de Morrell Jr. tras ser igualmente noqueado de manera fulminante por el cubano. Dicha querella alegaba desde incumplimientos de contratos hasta violaciones a las leyes de protección a boxeadores. En aquel entonces, Cázares argumentaba que los golpes de «conejo» (golpes ilegales en la nuca) utilizados por Morrell, y que nunca fueron requeridos por el árbitro Mark Nelson, provocaron su derrota.
La dura realidad
Después de realizar una exhaustiva investigación y dialogar con fuentes cercanas al cubano, logramos concluir que todas estas acusaciones no son más que falacias de un libreto preestablecido para afectar psicológicamente al cubano durante su preparación para este combate.
Lo de Agbeko nunca avanzó más allá de esas declaraciones. Nunca interpuso una demanda ni exigió una investigación; al parecer, el púgil sabía en el fondo que no eran más que quejas vacías para justificar su dura derrota. En cuanto a la demanda de Cázares, ahora mismo no se sabe en qué punto se encuentra o si fue desestimada por la Corte Suprema de Los Ángeles, donde había sido tramitada.
Formalmente el nacido en Santa Clara, Cuba, nunca ha sido requerido por la VADA ni ha existido comentario negativo o acusatorio alguno que indique que se haya negado a realizar un examen o mucho menos que haya dado positivo en alguno de estos test rutinarios.
Los hechos nos recuerdan que es David Benavídez quien ha sido despojado de su título mundial del CMB del peso supermediano en dos ocasiones: la primera, en 2018 por dar positivo al uso de cocaína; y la segunda, por no dar el peso antes de su combate con Alexis Angulo. Sucesos que estos “personajes” han tratado de hacer olvidar, ya que jamás hablan de ellos, desviando la atención hacia otros puntos.
Evidentemente, el “Mexican Monster”, como es conocido el nacido en Arizona, nunca ha enfrentado a un rival con una paridad de 50/50, y tratar de influir mentalmente en este combate es una estrategia que puede darle buenos dividendos. Veremos en febrero quién saca la mejor parte de este “juego mental” y qué plan es el que triunfa.
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