Con la Noche de Campeones de la Asociación Internacional de Boxeo (IBA), el 27 de agosto de 2024, Cuba celebró con bombo y platillo el regreso del boxeo profesional a la isla tras más de seis décadas de ausencia. Sin embargo, lo que se presentó como una fiesta del deporte esconde un trasfondo complejo y alarmante: el origen de los fondos que hicieron posible este evento y la creciente influencia de Rusia en el escenario internacional del boxeo.
En esta noche histórica, los campeones olímpicos cubanos Arlen López y Julio César la Cruz se alzaron victoriosos, llevándose cada uno $120,000. No obstante, surge la incógnita de cuánto de ese monto realmente llegó a los boxeadores, considerando que en 2014 el INDER estableció que el 80% de las ganancias sería para los atletas, el 15% para los entrenadores y el 5% para los especialistas.
Sus oponentes, derrotados, regresaron a casa con $100,000 cada uno. Los otros cuatro combates de la velada sirvieron como eliminatorias para el título profesional de la IBA.
El evento del 27 de agosto, que marcó un hito en el boxeo cubano, no solo representa un logro deportivo, sino que se convirtió en una pieza más en el complejo ajedrez geopolítico que trasciende el deporte. Los boxeadores antillanos subieron al ring bajo la sombra de una organización que responde a intereses que van mucho más allá. Una vez más, Cuba cedió, esta vez ante una IBA profundamente entrelazada con el poder ruso.
¿Qué ha sucedido desde que la IBA es liberada por Rusia?
La IBA, liderada por el controvertido Umar Kremlev, ha sido durante años un foco de críticas y sospechas. Bajo su dirección, la asociación ha trasladado gran parte de sus operaciones a Rusia, suspendido a Ucrania de la organización y convertido a Gazprom, el gigante estatal ruso de la energía, en su único patrocinador.
A pesar de que Kremlev afirmó en diciembre de 2022 que la relación con Gazprom había terminado, en agosto de 2024, Chris Roberts, jefe británico de la IBA, refutó estas declaraciones, confirmando a The Observer que Gazprom sigue siendo un patrocinador clave. Esta relación ha encendido las alarmas en la comunidad internacional, particularmente en el Comité Olímpico Internacional (COI), que despojó a la organización de su rol como organizador de los torneos de boxeo en los Juegos Olímpicos, señalando problemas de gobernanza, finanzas y corrupción.
La relación entre el presidente ruso Vladimir Putin y Kremlev es estrecha y estratégica, extendiéndose más allá del deporte hacia el control económico. Entre 2020 y 2023, Kremlev, con el respaldo de las estructuras estatales y cambios legislativos impulsados por Putin, obtuvo un control significativo sobre el mercado de apuestas ruso. Su empresa, TsUPIS, fue designada como el único operador de apuestas en el país, y se convirtió en beneficiario de las principales compañías de apuestas. Además, Kremlev asumió el control del Regulador Unificado del Juego, consolidando su influencia bajo el amparo del Kremlin.
En septiembre de 2022, la IBA votó en contra de realizar elecciones presidenciales, consolidando la posición de Kremlev como presidente de la organización. Además, Kremlev ha sido objeto de controversias por sus declaraciones y su pasado criminal, lo que ha generado reacciones mixtas en la comunidad del boxeo. En 2023, Kremlev formó parte de la delegación oficial rusa durante la visita del presidente ruso a China.
La financiación de la IBA proviene en gran medida de Gazprom, una empresa estatal que no solo representa el motor económico de Rusia, sino que también funciona como un instrumento clave de su política exterior. Aunque Kremlev afirmó inicialmente que la relación con Gazprom había llegado a su fin, informes recientes desmienten esa afirmación, confirmando que la empresa sigue jugando un papel fundamental en el financiamiento de la IBA. De hecho, Gazprom continúa figurando en el sitio web de la IBA como «General Partner», lo que subraya la vigencia y la importancia de esta alianza.Es importante destacar que Gazprom está sancionada por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, lo que añade una capa más de complejidad y controversia a esta relación.
La relación entre la IBA y Rusia no es solo financiera. Kremlev, quien cambió su nombre para distanciarse de su pasado criminal, ha sido un aliado cercano de Putin. Bajo su liderazgo, la IBA se ha convertido en la única federación deportiva internacional dirigida por un ruso que permite la participación de atletas de su país bajo la bandera y el himno de Rusia, en abierto desafío al COI.
Cuba, un país que una vez prohibió el boxeo profesional en nombre de la pureza revolucionaria, ha cedido ante las presiones económicas y la necesidad de frenar la fuga de talentos. Desde 2022, el régimen cubano ha permitido que sus boxeadores compitan en circuitos profesionales, incluyendo torneos organizados por la IBA.
Este cambio de postura no solo refleja una necesidad desesperada de mantener a sus atletas en la isla, sino también una sumisión ante los intereses de una organización que está bajo la influencia directa de Moscú.
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