Nancy Carrillo ha sido una de las jugadoras más determinantes del voleibol cubano este siglo y cuenta con el privilegio de sobresalir entre la última generación de las Morenas del Caribe que formó parte de la élite mundial. Lleva aproximadamente 15 años compitiendo a nivel profesional, demostrando su talento y el del voley femenino cubano.
Sin embargo, la estelar central de 1,90 metros de estatura no olvida la gloria conquistada con la bandera cubana en el pecho, como los Juegos Panamericanos de Río, uno de los triunfos más rimbombantes que se recuerden por tratarse de un evento disputado en casa de uno de los mejores equipos del mundo: Brasil.
Sobre ese partido, Nancy recuerda: «Nosotras sabíamos que teníamos que darlo todo, desde que estábamos en el camerino antes de ir para el partido, incluso nos sucedió una anécdota. Nos pasó un carro y la muchacha se percató que éramos el equipo cubano y se quedó desnuda, en blumer, aunque no decimos a la provocación».
«Luego en el vestuario apareció un funcionario de la Federación Internacional de Voleibol para pedirnos una actitud de calma, Eugenio le preguntó si había ido también al de Brasil. Luego el entrenador Ñico Perdomo nos dijo que sería duro, pero que teníamos que echar para adelante y ganar porque tendríamos a todo el mundo en contra, que si hablábamos y no se escuchaba, tendríamos que hablar por señas», replicó Nancy Carrillo.
Sin embargo, reconoce Nancy Carrillo, «a nosotras nos justa jugar así, a presión. Yo diría que jugamos hasta mejor. Cuando íbamos perdiendo nos decían los entrenadores que la única manera de callar a esa gente era ganando y nos convencimos de que teníamos que dejar más aún todo en la cancha, aunque terminaríamos «reventadas», pero no importaba, era el esfuerzo final.
Y concluye: «fuimos, fuimos y fuimos hasta que conseguimos una victoria que ellas no se esperaban. Yo empecé a gritar porque para jugar bien tengo que gritar sobre la cancha (sonríe). Después de ganar, en la fila para recibir las medallas, nos abrazamos a las brasileñas porque fuera del terreno sí nos llevamos bastante bien, era amistad fuera del terreno y dentro para nada».