En el corazón del desierto, donde el sol y la arena se mezclan con el rugido de los bates, Ketel Marte se ha convertido en el espejo del talento dominicano: explosivo, apasionado y, a veces, impredecible.
Su temporada 2025 con los Arizona Diamondbacks reafirmó su estatus como una de las estrellas más consistentes de las Grandes Ligas. Sin embargo, detrás de las cifras de élite y su sonrisa caribeña, algo se mueve en silencio dentro del clubhouse de Arizona. Y esta vez, no todos parecen conformes.
El lujo de tener a Marte
Marte cerró la campaña con una línea de .283/.376/.517 y un OPS+ de 145, consolidándose como uno de los mejores segunda base del circuito. Titular en el Juego de Estrellas por segundo año consecutivo y pieza clave del resurgir de los Diamondbacks, su impacto en el equipo va más allá de las estadísticas.
El gerente general Mike Hazen lo calificó como “uno de los mejores jugadores de toda la liga” al anunciar su extensión contractual: un acuerdo hasta 2030, con opción para 2031 y US$91 millones garantizados. En ese momento, el futuro parecía asegurado.
Parecía.
El murmullo en el desierto
Durante las Reuniones de Gerentes Generales en Las Vegas, varios reportes señalaron algo impensado: Arizona está dispuesta a escuchar ofertas por Ketel Marte.
Hazen no lo negó.
“Recibimos preguntas sobre todos nuestros buenos jugadores. Escuchar propuestas forma parte de mi trabajo”, declaró.
Aunque suena a diplomacia, dentro del equipo la frase retumbó.
Fuentes cercanas describen cierta frustración interna con el jugador por su “manejo del tiempo”: llegadas tarde, días libres en momentos clave y una ausencia prolongada tras un robo en su casa.
Según CBS Sports, algunos compañeros se sintieron incómodos con su falta de disponibilidad en juegos importantes. El presidente Derrick Hall fue más directo:
“Marte entendió el impacto que sus decisiones tienen sobre el grupo.”
En la MLB moderna, donde las estrellas son marcas y la química del vestidor vale millones, esos roces pesan más de lo que aparentan.
El valor del compromiso
En lo deportivo, Marte sigue produciendo. Pero el béisbol actual exige más que rendimiento: pide presencia, liderazgo y disciplina.
El dominicano de Nizao ha sido motor y voz del equipo, aunque las voces que reclaman mayor constancia comienzan a escucharse más fuerte.
Con las salidas de Merrill Kelly y Zac Gallen, los Diamondbacks necesitan pitcheo con urgencia. Y Hazen lo sabe:
“Para obtener valor, hay que entregar valor.”
Una frase que muchos interpretan como un mensaje cifrado sobre el futuro de su estrella.
De regreso a sus raíces
Mientras tanto, Marte se prepara para volver a la Liga Dominicana, donde vestirá el uniforme azul de los Tigres del Licey, el equipo de su infancia.
Su decisión ha sido celebrada en su país, vista por algunos como un gesto de humildad y por otros como un intento de reencontrarse con sus raíces.
¿Una forma de preparación o una huida del ruido mediático? Solo él lo sabe.
¿Un cambio inevitable?
Con una nómina que se reducirá en 2026 y la presión por reforzar la rotación abridora, Arizona podría verse forzada a tomar decisiones impopulares. Hazen asegura que es “altamente improbable” que Marte sea cambiado, pero la historia del béisbol ha demostrado que nadie está completamente a salvo.
El mercado invernal promete moverse, y el nombre de Ketel Marte volverá a sonar en las conversaciones más calientes entre gerentes generales.
El veredicto del juego
El talento de Marte no se discute: su swing es poesía y su energía, contagiosa. Pero en el béisbol, como en la vida, el talento sin presencia puede volverse un lujo costoso.
Los próximos meses definirán si su historia en Arizona sigue siendo la de un símbolo… o la de una inevitable separación.
Mientras tanto, en República Dominicana, los fanáticos del Licey ya afinan sus cánticos. Porque más allá de los rumores, Ketel Marte sigue siendo ese muchacho de Nizao que juega con alegría, aunque el ruido alrededor crezca cada día más.

