En un invierno marcado por decisiones de alto calibre y movimientos agresivos, los Medias Rojas de Boston han dejado claro su objetivo principal: sumar un bate de impacto que devuelva estabilidad al corazón de su alineación. La salida de Rafael Devers en junio y la decisión de Alex Bregman de salirse de su contrato dejaron un vacío que la organización no puede darse el lujo de ignorar.
La urgencia en Boston
Craig Breslow, jefe de operaciones de béisbol de los Red Sox, fue directo al abordar la prioridad del club de cara a la temporada baja. Boston necesita un bateador capaz de obligar a los rivales a replantear estrategias y de cambiar la dinámica ofensiva cada noche. El cierre irregular de la campaña evidenció que el medio del orden es el punto más vulnerable y el que requiere atención inmediata.
Tres nombres que dominan el mercado
El mercado de poder está lleno de opciones, pero tres figuras concentran el mayor ruido alrededor de Boston: Pete Alonso, Kyle Schwarber y Bo Bichette. Tres perfiles distintos que podrían alterar por completo la proyección de los Medias Rojas para 2026.
Pete Alonso
El primera base viene de otra temporada sólida: 38 jonrones, 126 impulsadas y .871 de OPS. Además:
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No está sujeto a oferta calificativa, lo que facilita cualquier negociación.
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La organización quiere añadir un bate derecho para equilibrar un lineup que en ciertos tramos se vio demasiado cargado hacia zurdos.
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Su capacidad para alternar entre primera base y bateador designado ofrece flexibilidad, especialmente considerando las dudas físicas que aún rodean a Triston Casas.
Alonso representa el “bate seguro”: poder constante, presencia en el medio del orden y producción inmediata.
Kyle Schwarber
Si Boston busca dinamita, Schwarber es la opción más explosiva. Su 2025 fue un espectáculo: 56 cuadrangulares y un OPS de .928, números que lo colocan en la élite del poder. Además, ya dejó buenas sensaciones en su paso por el club en 2021.
Los matices:
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Su costo será alto.
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Está sujeto a compensación por oferta calificativa.
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Agregaría otro bate zurdo a un lineup que ya tiene varios.
Aun así, su presencia cambia por completo cómo se preparan los lanzadores rivales. Es un jugador que altera series completas.
Bo Bichette
Bichette ofrece otro tipo de impacto. Con .311/.357/.483, 18 jonrones y 94 remolques en 2025, recuperó su nivel tras superar lesiones y mostró por qué sigue siendo uno de los bates más completos de la liga.
Su valor va más allá de la caja de bateo:
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Puede desempeñarse en campocorto, segunda o tercera base según lo necesite el roster.
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Representa una inversión a largo plazo, probablemente con un contrato que supere los 200 millones.
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Aporta contacto, disciplina y producción en momentos de presión.
Entre las tres opciones, Bichette es el que verdaderamente cambia la estructura del equipo no solo en 2026, sino a mediano plazo.
¿Qué decisión conviene a Boston?
Todo depende de la visión que quiera imponer la directiva:
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Alonso ofrece poder comprobado y equilibrio inmediato.
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Schwarber garantiza impacto masivo desde el primer swing, aunque a un costo financiero y técnico alto.
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Bichette aporta juventud, consistencia y la posibilidad de construir alrededor de él durante años.
Cualquiera de los tres eleva al equipo. La diferencia está en el tipo de identidad que Boston quiere reconstruir.
Conclusión
Los Medias Rojas no planean mirar atrás. Con flexibilidad financiera, urgencia competitiva y un mercado repleto de talento élite, la organización parece lista para un golpe fuerte en este invierno. Ya sea el poder disciplinado de Alonso, la fuerza descomunal de Schwarber o la producción integral de Bichette, Boston tiene la oportunidad de convertir esta temporada baja en un punto de inflexión para la segunda mitad de la década.
Y lo que decidan ahora definirá no solo su 2026, sino el futuro inmediato de la franquicia.

